jueves, 15 de mayo de 2014

Recuerdo

Perplejo, paso un rato contemplando la Luna asomarse sobre los tejados, mirándome con los ojos del pasado: esa mirada lejana y tierna que me devuelve a mí mismo y me hace estremecer al tiempo.

Parece que me pregunta: "¿Esto es lo que has estado haciendo todo este tiempo? ¿Es que has olvidado tus promesas?". "No, no lo he hecho", pienso. ¿Pero ya qué puedo hacer por cumplirlas? Claro que lo echo de menos, pero, ¿qué puedo hacer?

Parece que los ojos que más me conocen me miran reprochándome lo que soy ahora, mientras se alzan sobre el cielo, cada vez más alto, dejando clara cuál es su posición; tan lejana. Y el reproche me hace sentir arrepentido, sin motivo que me haga culpable. Al menos sin ninguno por el que no me haya lamentado ya con lágrimas, más que suficiente.

Así que estamos en un punto muerto: Ella me mira, echándome en cara el no haber hecho algo imposible. Yo la miro, apenado por no haber podido hacerlo. Pero, ¿y qué? Sólo estamos contemplando la nada, como bobos. Lo mejor será separarnos de nuevo, sin decir adiós, antes de habernos saludado, y volver la mirada hacia la, menos hermosa, pero siempre más real vida.

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